sábado, 19 de mayo de 2012

La velocidad del tiempo

El tiempo se pasa volando cuando estamos juntos.
Los meses se hacen semanas, las semanas días, los días horas, las horas minutos,
y los minutos segundos.
Como me gustaría tener la capacidad de detener el tiempo, quedarnos estancados
en un determinado momento, solo tu y yo, para siempre en nuestro pequeño mundo
irreal. Un mundo en el que nada importa, si estamos juntos. Ni las peleas, los
marrones, el día a día, las habladurías de la gente, pudieran derrumbar todo lo
que hemos construido.

Todos los problemas de este mundo, no podrían traspasar nuestra pequeña burbuja.
Ni aunque lo intentarán mil tanques, podrían traspasar sus paredes invisibles.

O en otro caso, tener un botón de replay para poder vivirlo otra vez.
Poder sacarlo de los recuerdos, tenerlo otra vez en la realidad.
Y poder sentirme orgullosa de reírme de verdad, no solo por el recuerdo
de haberlo vivido.

En la realidad, no tengo nada de eso. No puedo quedarme estancada en un momento,
o reproducirlo cuantas veces quiera. Parece que tendré que conformarme con la velocidad del
tiempo.

Pero no me importa, porque tengo algo mucho mejor que eso.
Tengo un futuro junto a ti. Miles y miles de cosas por vivir juntos.
Porque tras un anochecer, se despierta otra mañana, y otro día
nuevo por vivir contigo.

Y solo con eso, puedo pasar por alto todo.
Con eso me basta y me sobra.
Porque, de lo único que se trata, es de pasar el resto de mi tiempo contigo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Tú y tu orgullo

¿No podrías dejar ese estúpido orgullo a un lado por una vez?
¿No podrías dar el primer paso para arreglarlo todo ya?
¿A qué se supone que estás esperando?
Siempre haces igual.

Y no entiendo porque te cuesta tanto reconocer que te has equivocado.
Especialmente, cuando sabes de antemano que antes de decir lo siento, ya
estás perdonado. No entiendo como puedes ver las cosas desde esa perspectiva.

Juraría que prefieres perder todo esto, antes de pedir perdón.
O simplemente sabes que no te hará falta, que antes de que lo pidas tú, ya
me habré disculpado yo. Esta guerra es así.

¿Y sabes por qué? Porque a mi no me da miedo pedir perdón.
No me importa el orgullo, es más, no soy nada orgullosa.
Y prefiero mil veces dar el primer paso, y que todo esto continúe antes que
perderte. Y en realidad, esa es tu suerte.

Tu suerte es que te deje ganar, que no siga la pelea, porque, sinceramente,
me parece absurda. Me parece absurdo pelear cuando en realidad es lo
ultimo que quiero hacer.
¿Y sabes que otra cosa me parece absurda? Que no seas capaz de
reconocer un error delante de la persona que amas, solo por tu orgullo.

Tu suerte es que me importes demasiado como para dejarte escapar.
Tu suerte es que por el momento lo pase por alto.
Por el momento, no siempre.

lunes, 14 de mayo de 2012

El poder que ejerces sobre mí

Es alucinante el poder que tienes para cambiar mis emociones de forma tan radical.
Puedo estar llorando, y con solo un te quiero tuyo, al segundo puedo estar sonriendo.
La verdad es que nadie había conseguido eso nunca.
Y no se como sentirme al respecto.

Por un lado, tienes el poder de controlar mis emociones. Es decir, que tienes el control sobre
mí misma. Y eso me da miedo. Nunca sabes lo que alguien puede hacer contigo cuando pierdes el control,
cuando ya no eres la dueña de tus pensamientos, y ni siquiera de tus emociones.
Es muy difícil confiar tanto en una persona como para dejarle todo esto. Pero simplemente tú
no lo eliges, pasa. Y a lo mejor, ni siquiera te das cuenta.
Simplemente, pasa.


Pero por el otro, si quieres lo suficiente a esa persona, sabes que nunca te hará daño.
Y no te importa que tenga ese poder sobre ti, porque sabes que siempre lo hará
bien. Siempre intentará sacarte una sonrisa cuando estés triste, y lo conseguirá.
Porque es tan fácil y natural como respirar. Y tendrá que ser un problema muy
gordo, como para que no consiga hacerte feliz.
Porque sabes que con un simple gesto, un beso, o un te quiero, te va a alegrar
el día, simplemente, porque viene de esa persona tan especial y a la que tanto quieres.


En definitiva, el poder que ejerce la persona de la que nos enamoramos en nosotros,
es muy grande.
Es un poder tan inmenso que asusta. Pero personalmente, no lo cambiaría si
tuviese la opción. Es verdad que puedes pasarlo mal si no es la persona adecuada,
pero cuando encuentres la que si lo es, todos los intentos fallidos, te darán igual,
y todas esas lágrimas que derramaste en un pasado, no te importarán en absoluto,
porque merecen la pena, solo por estar con esa persona, a la que no quieres dejar escapar.

¿Y como lo sé? Porque por suerte te encontré.
Y sinceramente, me encanta el poder que ejerces sobre mí.

domingo, 13 de mayo de 2012

Reflexión de una incredula

Y todo esto me pasa por no creerme lo que me tengo que creer.
Toda la vida he sido una crédula,una inocente,  he creído en todo el mundo, que todos
tienen buena intención, y que nadie me dañaría.
Con el paso del tiempo, y tras muchos palos, me di cuenta de que eso no era así.
Me puse la norma de que todos quieren algo de ti, que solo quieren aprovecharse y ese es
la única función que tienes para ellos.

Después de haber sacado su beneficio, te pegan la patada, y adiós muy buenas.

Pero ahora llegas tú, y rompes todos mis esquemas y mis métodos.
¿Cómo lo haces?
Eres la excepción que confirma la regla. El uno entre un millón.
Me quieres más que a nada en el mundo, y yo te quiero igual.

Pero me cuesta creer que alguien pueda sentir un amor así por mí.
Cuando a nadie le ha preocupado nunca lo que me pase, cuando nadie me ha hecho sentir así.
Siempre dentro de mí hay una vocecilla que me dice que es demasiado bonito para ser cierto.
Odio a esa vocecilla.

Yo solo quiero dejarme llevar por ti.
Pero esos miedos siempre están presentes, acechando, y esperando el momento en el que
cometas algún pequeño fallo, para empezar a atormentarme, a hacer que me lo cuestione
todo, lo que es verdad y lo que no lo es.

Entonces ahí comienza mi paranoia. La que no me deja dormir por las noches, y
la que no me deja pensar con claridad.

En ese momento, aparece lo que he llamado como el efecto amnesia, se borran todos
los buenos recuerdos que tengo junto a ti, y solo se escucha la vocecita diciendo:
"Te lo dije", "Solo quería hacerte daño, ¿Ves como tenía razón".
A esas alturas puedo convertir una mirada en un mundo, pero no en el buen sentido.
Cualquier frase sin pensar en algo predeterminado y dañino.
Hasta puedo convertir el gesto de cariño más sincero, en un arma letal en tan solo
un segundo.

Hasta que todo llega a su fin cuando te lo cuento.
Tú me lo explicas todo y entonces me derrumbo.

Veo que lo he vuelto a hacer. Me siento como una tonta y veo que lo he vuelto a mal interpretar.
El mundo se me cae encima, todo se ve borroso y me doy cuenta de que te he hecho daño.
Lo noto en tus ojos. Los míos, llenos de lágrimas se pierden.

Y no quiero volver a revivirlo. Ya que el problema es solo mío.
Porque tengo asumido que me van a hacer daño, que todo va a doler.
Y no soy capaz de ver que tu amor es de verdad. Que cada día me lo demuestras.
Que lo nuestro no es como lo de los demás. Y sobre todo, que no voy a encontrar a
nadie al que quiera como tú.
Ni a nadie que esté dispuesto a perdonarme mis errores, y amarme de esa forma tan
peculiar, que solo la tienes tú.

Y no te voy a perder, no señores.
Porque voy a encontrar la forma de entregarme y ya está. De callar la vocecilla
que me retumba en la cabeza.

Porque no creo en las personas, pero creo firmemente en ti y en mi para siempre.



 

Si no es feliz, no es el final

Sigue buscando y no pierdas la esperanza. Porque tu vida es un cuento. 
Algún día llegará un príncipe azul a tu cuento. 
 Este no es el final. Porque todos los cuentos tienen un final feliz. 
Así que si no es feliz, simplemente, no es el final.