domingo, 13 de mayo de 2012

Reflexión de una incredula

Y todo esto me pasa por no creerme lo que me tengo que creer.
Toda la vida he sido una crédula,una inocente,  he creído en todo el mundo, que todos
tienen buena intención, y que nadie me dañaría.
Con el paso del tiempo, y tras muchos palos, me di cuenta de que eso no era así.
Me puse la norma de que todos quieren algo de ti, que solo quieren aprovecharse y ese es
la única función que tienes para ellos.

Después de haber sacado su beneficio, te pegan la patada, y adiós muy buenas.

Pero ahora llegas tú, y rompes todos mis esquemas y mis métodos.
¿Cómo lo haces?
Eres la excepción que confirma la regla. El uno entre un millón.
Me quieres más que a nada en el mundo, y yo te quiero igual.

Pero me cuesta creer que alguien pueda sentir un amor así por mí.
Cuando a nadie le ha preocupado nunca lo que me pase, cuando nadie me ha hecho sentir así.
Siempre dentro de mí hay una vocecilla que me dice que es demasiado bonito para ser cierto.
Odio a esa vocecilla.

Yo solo quiero dejarme llevar por ti.
Pero esos miedos siempre están presentes, acechando, y esperando el momento en el que
cometas algún pequeño fallo, para empezar a atormentarme, a hacer que me lo cuestione
todo, lo que es verdad y lo que no lo es.

Entonces ahí comienza mi paranoia. La que no me deja dormir por las noches, y
la que no me deja pensar con claridad.

En ese momento, aparece lo que he llamado como el efecto amnesia, se borran todos
los buenos recuerdos que tengo junto a ti, y solo se escucha la vocecita diciendo:
"Te lo dije", "Solo quería hacerte daño, ¿Ves como tenía razón".
A esas alturas puedo convertir una mirada en un mundo, pero no en el buen sentido.
Cualquier frase sin pensar en algo predeterminado y dañino.
Hasta puedo convertir el gesto de cariño más sincero, en un arma letal en tan solo
un segundo.

Hasta que todo llega a su fin cuando te lo cuento.
Tú me lo explicas todo y entonces me derrumbo.

Veo que lo he vuelto a hacer. Me siento como una tonta y veo que lo he vuelto a mal interpretar.
El mundo se me cae encima, todo se ve borroso y me doy cuenta de que te he hecho daño.
Lo noto en tus ojos. Los míos, llenos de lágrimas se pierden.

Y no quiero volver a revivirlo. Ya que el problema es solo mío.
Porque tengo asumido que me van a hacer daño, que todo va a doler.
Y no soy capaz de ver que tu amor es de verdad. Que cada día me lo demuestras.
Que lo nuestro no es como lo de los demás. Y sobre todo, que no voy a encontrar a
nadie al que quiera como tú.
Ni a nadie que esté dispuesto a perdonarme mis errores, y amarme de esa forma tan
peculiar, que solo la tienes tú.

Y no te voy a perder, no señores.
Porque voy a encontrar la forma de entregarme y ya está. De callar la vocecilla
que me retumba en la cabeza.

Porque no creo en las personas, pero creo firmemente en ti y en mi para siempre.



 

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